y usted...¿qué haría con superpoderes?
We could be heroes, just for one day
David Bowie
David Bowie
Que nadie diga que no lo ha pensado. Quizás volar, ser invisible, leer el pensamiento, ser el más veloz, tener campo de fuerza. Los superhéroes han sido objeto de culto desde hace ya varias generaciones.
Nacidos del cómic, las historietas y sus personajes se instalaron pronto y cómodamente en la cultura popular. Con el paso del tiempo dejaron de ser un pasatiempo solo para niños, abarcando paulatinamente al público adolescente y adulto. La mercadotecnia también jugó un papel estratégico importante en esta transformación, porque los artículos de colección alcanzaban precios tan elevados que solamente los adultos (adultos de cierta clase social, claro) podían comprar.
Stan Lee, el gran maestro del cómic, creó toda una serie de universos paralelos para sus personajes. Historias complejas, torcidas, que avanzan lentamente en una línea eterna del tiempo, donde el mundo parece cambiar muy poco y la gente tarda décadas en envejecer un par de años. Lee ahora se divierte haciendo apariciones momentáneas en las películas de sus personajes. Una veta no contemplada hace algunas décadas por la falta de efectos especiales, pero que ahora parece ser el futuro para los héroes de Marvel y DC cómics.
Los héroes clásicos tenían en general, algo en común: nadie más podía ser como ellos. Superman era extraterreste; El hombre araña, Hulk y los 4 fantásticos habían sufrido accidentes radiactivos que casi les cuestan la vida;la Mujer Maravilla era un princesa amazona protegida por media mitología griega. Batman quizá sea el único superhéroe que era un humano como cualquier otro, aunque eso sí, con mucho dinero que le permite pagar y entrenarse para su labor justiciera. Batman es el único que demuestra que en la vida – si se aplica en ello y además se es heredero de una gran fortuna- uno puede llegar a donde se lo proponga.
La idea de que los superpoderes pueden estar entre la gente normal empieza a ser considerada en los cómics de Xmen. Los Xmen nacen entre familias normales y en distintos momentos de su vida –sobre todo acercándose a la pubertad- se hacen evidentes sus cualidades especiales de mutantes, que se traducen en superpoderes. La mayoría sufre rechazo de sus propias familias, por lo que es necesario agruparse y defenderse. El cómic explora la posibilidad de que no todos los superpoderes son un regalo bien aceptado, y que la naturaleza humana asimila de distintas formas la posibilidad de tener poder sobre las demás personas. Es decir que los superpoderes a veces caen en manos malvadas, y que la gente en general tiende a sentir miedo e inseguridad hacia lo que es diferente. Discriminación e inequidad sufren los pobres mutantes, aunque sabido es que no se necesita serlo en el mundo real, para entender de lo que se está hablando.
Partiendo de una premisa similar, Universal Channel lanza la serie Héroes. Un eclipse provoca que personas normales empiecen a desarrollar superpoderes. Ver el futuro, volar, autoregeneración, leer el pensamiento, doble personalidad, controlar las máquinas y la tecnología. Al igual que con los Xmen no todo puede considerarse un regalo, pero aquí hay una vertiente interesante. Los superpoderes son capacidades humanas que de hecho poseemos, pero llevadas al extremo. ¿quién no ha tenido un dejavu? ¿qué la bipolaridad y la personalidad múltiple no existen en el mundo real? ¿qué no es posible controlar la tecnología para hacer fraudes electorales? ¿qué no es común que quien tiene el poder sobre algo busca usarlo en su propio beneficio? Incluso el poder de autocurarse, puede ser discutido en términos de porqué hay personas que salen adelante a pesar de padecer enfermedades con diagnósticos nada prometedores.
La trama de la primera temporada gira en torno de los esfuerzos individuales por aceptar la nueva condición y por supuesto la aparición de un malvado que quiere aprovecharse de tan ventajosa situación. Hay que impedir que uno de ellos estalle –bueno, no hemos dicho que uno de los superpoderes convierte a una persona en una potencial bomba atómica, y esa es otra metáfora: ¿quién no ha estado en su vida a punto de estallar?- y en ocasiones los métodos para lograrlo no resultan nada convencionales.
Pero sinceramente, de lo más recomendable de la serie es la actuación de Malcolm McDowell en el papel del malvado Linderman. McDowell, recordado por toda un generación como Alexander De Large en Naranja Mecánica, y por la siguiente como Calígula , quizás espera que la presente lo recuerde como otro ente malvado y puede que lo logre. En medio de las arrugas y el pelo completamente blanco destaca la intensa mirada malvadamente teñida de azul. Es como reencontrar a un viejo amigo. Lo malo es que sólo es un personaje secundario y al parecer muere al final del primer volumen.
Y es que antes de terminar, no puede dejarse de hacer un elogio a todos los villanos del cómic. En ocasiones más complejos e interesantes que los propios superhéroes que los combaten. Ni que decir de un Duende verde esquizofrénico al que una máscara le habla. O un brillante pero malvado y desfigurado Guasón, un genio como el Acertijo, un líder malvado como Magneto o el lado oscuro antimateria del Hombre Araña que es Venom. Los villanos tiene matices más propios de la naturaleza humana, después de todo ¿a quién no enloquecería el poder? ¿quién no intentaría todas las noches tratar de conquistar al mundo? Suena en ocasiones más lógico convertirse en villano que en superhéroe si se le brindara la posibilidad.
Pero ya lo dijo Stan Lee en boca del tío Ben de Peter Parker: todo gran poder conlleva una gran responsabilidad. Y ya no hablemos de los poderes que no tenemos, pensemos en los que si tenemos y no aprovechamos. Gente común con poderes y capacidades extraordinarias. Eso somos todos nosotros, queridos lectores. Piénsenlo solo por un momento, después de todo ¿quién necesita superhéroes?
Nacidos del cómic, las historietas y sus personajes se instalaron pronto y cómodamente en la cultura popular. Con el paso del tiempo dejaron de ser un pasatiempo solo para niños, abarcando paulatinamente al público adolescente y adulto. La mercadotecnia también jugó un papel estratégico importante en esta transformación, porque los artículos de colección alcanzaban precios tan elevados que solamente los adultos (adultos de cierta clase social, claro) podían comprar.
Stan Lee, el gran maestro del cómic, creó toda una serie de universos paralelos para sus personajes. Historias complejas, torcidas, que avanzan lentamente en una línea eterna del tiempo, donde el mundo parece cambiar muy poco y la gente tarda décadas en envejecer un par de años. Lee ahora se divierte haciendo apariciones momentáneas en las películas de sus personajes. Una veta no contemplada hace algunas décadas por la falta de efectos especiales, pero que ahora parece ser el futuro para los héroes de Marvel y DC cómics.
Los héroes clásicos tenían en general, algo en común: nadie más podía ser como ellos. Superman era extraterreste; El hombre araña, Hulk y los 4 fantásticos habían sufrido accidentes radiactivos que casi les cuestan la vida;la Mujer Maravilla era un princesa amazona protegida por media mitología griega. Batman quizá sea el único superhéroe que era un humano como cualquier otro, aunque eso sí, con mucho dinero que le permite pagar y entrenarse para su labor justiciera. Batman es el único que demuestra que en la vida – si se aplica en ello y además se es heredero de una gran fortuna- uno puede llegar a donde se lo proponga.
La idea de que los superpoderes pueden estar entre la gente normal empieza a ser considerada en los cómics de Xmen. Los Xmen nacen entre familias normales y en distintos momentos de su vida –sobre todo acercándose a la pubertad- se hacen evidentes sus cualidades especiales de mutantes, que se traducen en superpoderes. La mayoría sufre rechazo de sus propias familias, por lo que es necesario agruparse y defenderse. El cómic explora la posibilidad de que no todos los superpoderes son un regalo bien aceptado, y que la naturaleza humana asimila de distintas formas la posibilidad de tener poder sobre las demás personas. Es decir que los superpoderes a veces caen en manos malvadas, y que la gente en general tiende a sentir miedo e inseguridad hacia lo que es diferente. Discriminación e inequidad sufren los pobres mutantes, aunque sabido es que no se necesita serlo en el mundo real, para entender de lo que se está hablando.
Partiendo de una premisa similar, Universal Channel lanza la serie Héroes. Un eclipse provoca que personas normales empiecen a desarrollar superpoderes. Ver el futuro, volar, autoregeneración, leer el pensamiento, doble personalidad, controlar las máquinas y la tecnología. Al igual que con los Xmen no todo puede considerarse un regalo, pero aquí hay una vertiente interesante. Los superpoderes son capacidades humanas que de hecho poseemos, pero llevadas al extremo. ¿quién no ha tenido un dejavu? ¿qué la bipolaridad y la personalidad múltiple no existen en el mundo real? ¿qué no es posible controlar la tecnología para hacer fraudes electorales? ¿qué no es común que quien tiene el poder sobre algo busca usarlo en su propio beneficio? Incluso el poder de autocurarse, puede ser discutido en términos de porqué hay personas que salen adelante a pesar de padecer enfermedades con diagnósticos nada prometedores.
La trama de la primera temporada gira en torno de los esfuerzos individuales por aceptar la nueva condición y por supuesto la aparición de un malvado que quiere aprovecharse de tan ventajosa situación. Hay que impedir que uno de ellos estalle –bueno, no hemos dicho que uno de los superpoderes convierte a una persona en una potencial bomba atómica, y esa es otra metáfora: ¿quién no ha estado en su vida a punto de estallar?- y en ocasiones los métodos para lograrlo no resultan nada convencionales.
Pero sinceramente, de lo más recomendable de la serie es la actuación de Malcolm McDowell en el papel del malvado Linderman. McDowell, recordado por toda un generación como Alexander De Large en Naranja Mecánica, y por la siguiente como Calígula , quizás espera que la presente lo recuerde como otro ente malvado y puede que lo logre. En medio de las arrugas y el pelo completamente blanco destaca la intensa mirada malvadamente teñida de azul. Es como reencontrar a un viejo amigo. Lo malo es que sólo es un personaje secundario y al parecer muere al final del primer volumen.
Y es que antes de terminar, no puede dejarse de hacer un elogio a todos los villanos del cómic. En ocasiones más complejos e interesantes que los propios superhéroes que los combaten. Ni que decir de un Duende verde esquizofrénico al que una máscara le habla. O un brillante pero malvado y desfigurado Guasón, un genio como el Acertijo, un líder malvado como Magneto o el lado oscuro antimateria del Hombre Araña que es Venom. Los villanos tiene matices más propios de la naturaleza humana, después de todo ¿a quién no enloquecería el poder? ¿quién no intentaría todas las noches tratar de conquistar al mundo? Suena en ocasiones más lógico convertirse en villano que en superhéroe si se le brindara la posibilidad.
Pero ya lo dijo Stan Lee en boca del tío Ben de Peter Parker: todo gran poder conlleva una gran responsabilidad. Y ya no hablemos de los poderes que no tenemos, pensemos en los que si tenemos y no aprovechamos. Gente común con poderes y capacidades extraordinarias. Eso somos todos nosotros, queridos lectores. Piénsenlo solo por un momento, después de todo ¿quién necesita superhéroes?
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