Babadook. El horrendo monstruo de nuestra infelicidad.


The Babadook. Australia (2014)
·         Dir: Jennifer Kent
·         Reparto:  Essie Davis, Noah Wiseman, Hayley McElhinney

Una pena que cintas como éstas no lleguen a las salas en  México. Afortunadamente Netflix la tiene en su catálogo, lo que es sin duda una buena noticia en la búsqueda de nuevas opciones para los cinéfilos amantes del género, aprovechando esta nueva era de la distribución usando medios electrónicos.
La ópera prima de esta directora australiana es en realidad una  fábula acerca de los monstruos bajo la cama que  se  convierten en reales frente a nuestros ojos. Su principal virtud es crear un relato complejo en varios niveles de interpretación a partir de un planteamiento simple, e incluso poco novedoso, ya que historias de pequeños niños y niñas que ven cobrar vida a sus peores pesadillas, no es en modo alguno una propuesta novedosa para el género de horror.
Sin embargo,  Jennifer Kent logra que  entendamos y nos aterremos con la posibilidad de que este horrendo monstruo no sea más atemorizador que una vida vacía, triste e infeliz. Eso la hace perturbadora en muchos sentidos, porque pone sobre la mesa discusiones profundas acerca de la soledad, la maternidad, el miedo, la melancolía y la frustración. Es difícil no hacer empatía en algún momento con esta mujer tan desdichada, amenazada por una situación que no tiene la fuerza para combatir, debido a que libra otra lucha contra sus propios monstruos depresivos que no le permiten ser feliz.
La cinta cuenta la historia de Amelia, una madre soltera que perdió a su marido cuando la llevaba al hospital para dar luz. Este trágico incidente ha afectado su relación con Samuel, su pequeño hijo que reciente el abandono refugiándose en historias de monstruos, ya que los terrores nocturnos son su estrategia para llamar la atención de una madre solitaria, ausente y siempre triste.
El asunto se complica cuando Samuel encuentra un extraño libro con la historia del Babadook, un aterrador monstruo de aspecto siniestro que obsesiona al niño, ocasionándole problemas en la escuela y en el reducido círculo social de ambos. Crisis externa combinada con una crisis familiar interna, ponen  el escenario para que Amelia llegue al límite de sus fuerzas, justo cuando empieza a comprobar que los peores temores de su hijo, están  lejos de ser sólo una fantasía infantil.
Interesante es entonces, la manera en que la directora juega con varios elementos, que si bien no son del todo originales, cumplen la función de perturbar al espectador, de llevarlo a entender y sentir empatía con la compleja situación de esta mujer cansada, ojerosa, sin maquillaje y muerta de miedo.
El final es extraño, pero  tampoco es para esperar menos de un planteamiento tan peculiar. Lugares comunes, sí, pero bien contados hace de esta una película que ningún amante del género debería perderse. Después de todo que levante la mano el que no ha encontrado más aterrador la infelicidad que cualquier tipo de monstruo que s esconda bajo la cama ¿nadie? Justo eso pensé y estoy completamente de acuerdo.



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