En primera plana. De cuando los pecados se vuelven delitos.


Spotlight. USA (2015)
·         Dir. Thomas McCarthy
·         Reparto:  Michael Keaton, Rachel  McAdams, Mark Ruffalo,  Liev  Schreiber,  Stanley Tucci.

Esta historia verídica de la odisea de los reporteros del  Boston Globe al investigar y  documentar los casos de pederastia perpetrados por sacerdotes de la Iglesia Católica en el estado; fue nominada al Oscar y ganadora del premio del Sindicato de Actores  al mejor reparto (SAG Awards) en 2016, entre otros premios,  La investigación en que se basa la cinta fue ganadora del  Premio Pulitzer en 2003 en la categoría de servicio público.
La película narra las dificultades que vivió  la unidad de periodismo de investigación “Spotlight” para dar a conocer las terribles historias detrás de los casos de abuso sexual a niños/as encubiertos por la iglesia católica estadounidense y la compleja de red de complicidades que permitió que las víctimas no encontraran justicia en sus demandas y que los culpables fueran removidos, pero nunca castigados.
La cinta tiene todos los elementos para ser una de las que con todo derecho, merecieron estar entre las mejores del 2015: una buena e impactante historia real, un trayecto narrativo que es acaso mucho más interesante que sólo conocer el resultado, una dirección sobria y adecuada para un tema tan doloroso, y  finalmente, actuaciones brillantes y bien logradas por parte de un elenco que incluye actores y actrices buenos y experimentados.
Keaton lleva la batuta en la dirección del equipo, pero siempre encuentra una réplica oportuna y profesional en Ruffalo y MacAdams,  a quien  vemos crecer enormemente como actriz después de la serie “True detective” y superar definitivamente
su etapa como reina adolescente.
Si bien siempre es difícil mantener la expectativa al  contar algo que todo mundo sabe en lo que acaba, McCarthy tiene la enorme virtud de hacer que nos interesen los detalles, que nos escandalice el contexto y  que nos sorprendan las difíciles decisiones  y las consecuencias de no dar marcha atrás.
Aunado a ello, es preciso decir que nunca estamos hablando de un tema cómodo. Historias aberrantes de abuso a niños/as y la complicidad gracias al poder, nunca serán historias de las que se pueda hablar sin generar polémica. En este sentido, la cinta cuida el abierto cuestionamiento a la fe y se concentra en mostrar cómo se trasciende el pecado al nivel de delito, que es  donde puede y debe ser exhibido, condenado y  juzgado.

Polémica y con la enorme virtud de no  recurrir al morbo, la cinta es una pieza sólida y bien contada. Con todo derecho una muestra de buen cine que vale mucho la pena ver para reflexionar. 

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